Un blog de Malena Millares

martes, 20 de octubre de 2015

DESTITUCIÓN INCOMPRENDIDA

La destitución del entrenador Paco Herrera, después de ocho jornadas de competición liguera, ha sorprendido a la mayoría de los aficionados. Tras el varapalo sufrido ante el Getafe CF el pasado domingo (4-0) se suponía un correctivo por el pésimo espectáculo, un giro de tuerca a la plantilla para revertir la situación, pero no esta drástica determinación por parte del consejo de administración de la UD Las Palmas. Una minoría deseaba que llegara este momento por los malos resultados, pero el resto confiaba en la batuta del entrenador, en la recuperación de todas las líneas, y, en consecuencia, en la del juego del equipo.

Complicado debe ser tomar una decisión de este calibre y que contente a todos, imposible diría, pero en este caso mucho más, dados los hechos recientes. Hace cuatro meses, Herrera, en el aeropuerto de Gran Canaria al regreso del partido de promoción jugado con el Zaragoza (3-1), fue quien aseguró, ante la sorpresa de los que allí se reunieron para animar al equipo, que nos veríamos en la guagua. Y así fue. Nos vimos alrededor de ella celebrando pletóricos el ansiado ascenso a Primera.

Ayer el fútbol mostró uno de sus perfiles más amargos: despedir a un entrenador querido y admirado por la mayor parte de una afición que continúa mostrándose contraria a esta destitución, aparentemente temprana. Muchos rumores existen sobre el comportamiento extra deportivo de algunos jugadores; sobre las relaciones interpersonales del destituido Paco Herrera y la secretaría técnica, poniendo en tela de juicio el trabajo de quienes ahora mismo intentan mantener a flote este barco, tarea que no es nada fácil, por adaptación y exigencias de la categoría. Existen filias y fobias y ningún ser humano puede escapar de ellas, menos aún quienes manejan una empresa con miles de ojos observándoles. Va en el salario saber llevar, estoicamente, la censura, cuando el propósito es mayormente incomprendido.

Esto es deporte, una empresa con presidente y consejeros. Se manejan determinaciones no siempre bien aceptadas por nuestra parte, pero la decisión se ha tomado y no nos queda otra que mirar hacia el próximo domingo, darle la bienvenida al nuevo técnico, Enrique Setién, y desearle la mayor de las suertes. Mucho ha sido el esfuerzo y de cocodrilo nuestras lágrimas, como demasiados los años para el atraque en este puerto.

Personalmente quiero agradecerle a Paco Herrera su labor durante tantos meses, su mano izquierda con los jugadores y alrededores en los momentos complicados, y, sobre todo, su confianza en que el ascenso sería posible, a pesar de los pesares.

¡Mucha suerte, míster!




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